"Krishna y Radha es el símbolo del Amor
Divino. La flauta es la llamada del Amor Divino."
"Radha es la personificación del amor absoluto por el Divino, total e integral en todas las partes del ser, desde el espiritual más elevado al físico, trayendo la entrega absoluta y la consagración total de todo el ser y descendiendo al cuerpo, a la naturaleza más material al supremo Ananda."
"... La imagen de Krishna y Radha. ... no tiene nada que ver con el sexo. El verdadero símbolo no sería la atracción sexual humana, sino el alma, lo psíquico, escuchando la llamada del Divino y floreciendo en el completo amor y entrega que lleva
al Ananda supremo.
"Radha es la personificación del amor absoluto por el Divino, total e integral en todas las partes del ser, desde el espiritual más elevado al físico, trayendo la entrega absoluta y la consagración total de todo el ser y descendiendo al cuerpo, a la naturaleza más material al supremo Ananda."
"... La imagen de Krishna y Radha. ... no tiene nada que ver con el sexo. El verdadero símbolo no sería la atracción sexual humana, sino el alma, lo psíquico, escuchando la llamada del Divino y floreciendo en el completo amor y entrega que lleva
al Ananda supremo.
Eso
es lo que Radha y Krishna con su unión divina producen en la conciencia humana…"
Sri Aurobindo
490-Cuando vivo en Krishna, el ego y el egoísmo desaparecen y sólo Dios mismo puede calificar mi amor insondable y sin límite.
ResponderEliminar491-Cuando se vive en Krishna, hasta la enemistad se vuelve un juego de amor y un forcejeo entre hermanos.
482-El buscador del conocimiento divino encuentra en la descripción de Krishna robando los vestidos de las gopis una de las parábolas más profundas de los caminos de Dios con el alma;el devoto halla en ese divino acto la perfecta transcripción de las experiencias místicas de su corazón;el lascivo y el puritano (las dos caras de un mismo temperamento) sólo ven en ella una historia lujuriosa. Los hombres aportan lo que tienen al interior de sí mismos y lo ven reflejado en las Escrituras
78-Los semitas afligieron a la humanidad con el concepto de un Dios semejante aun rey severo y circunspecto y a un juez solemne que no conoce la alegría. Pero nosotros, los que hemos visto a Krishna,sabemos que Él es un chico al que le encanta jugar y un niño travieso que ríe feliz
409-No soy un bhakta, no soy un jñāni , no soy un obrero del Señor. ¿Qué soy entonces? Una herramienta en las manos de mi Amo, una flauta que tañe el joven Pastor divino, una hoja movida al soplo del Señor .
(Sri Aurobindo)
Krishna es el Divino inmanente, la Divina Presencia en todos los
ResponderEliminarseres y en todas las cosas. Él también es, soberanamente, el aspecto
de Deleite y Amor del Supremo; él es la ternura sonriente y la
alegría juguetona; él es simultáneamente el jugador, el juego y
todos sus compañeros de juego. Y dado que tanto el juego como
sus resultados son completamente conocidos, concebidos,
deseados, organizados y jugados conscientemente en su integridad,
no hay lugar para otra cosa que la delicia del juego. Entonces “ver
a Krishna” significa encontrar a la Divinidad interior, y “jugar con
Krishna” significa identificarse con la Divinidad interior y
participar de Su conciencia. Cuando se alcanza este estado, se entra
inmediatamente en el éxtasis del juego divino; y entre más
completa es la identificación, más perfecto es el estado. Pero si algún rincón de la conciencia conserva la percepción
ordinaria, el entendimiento ordinario, la sensación ordinaria,
entonces ves el sufrimiento de los demás, y te parece que es muy
cruel este juego que causa tanto sufrimiento y concluyes que el
Dios que disfruta tanto con semejante juego debe ser un terrible
torturador; pero, por el contrario, cuando has tenido la experiencia
de la identificación con el Divino, no puedes olvidar el inmenso, el
maravilloso amor que Él pone en su juego, y entiendes que es la
limitación de nuestra visión la que nos hace juzgar así, y que lejos
de ser un torturador benévolo, Él es el gran amor benéfico que guía
al mundo y a los hombres, por los caminos más rápidos, en su
marcha progresiva hacia la perfección; una perfección que, por lo
demás, siempre es relativa y siempre está siendo superada.
Pero llegará el día en que este aparente sufrimiento ya no será
necesario para estimular la marcha, y en que el progreso podrá
hacerse, cada vez más y más, en armonía y gozo.
Mirra Alfassa./ The Mother.
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