TODO DEPENDE DE NUESTRA ACTITUD
Hay un estado en que uno percibe que el efecto de las cosas, de las circunstancias, de todos los movimientos y de todas las acciones de la vida en la consciencia depende exclusivamente de nuestra actitud en relación con estas cosas.
Hay un momento en que uno es suficientemente consciente para percibir que las cosas en sí mismas no son ni buenas ni malas: no lo son que en relación a nosotros; su efecto en nosotros depende absolutamente de la actitud que tengamos hacia ello. La misma cosa, idéntica, si la tomamos como un don de Dios, como una gracia Divina, como el efecto de la Harmonía total, nos ayuda a volvernos más conscientes, más fuertes, más verdaderos, mientras que si la tomamos (exactamente la misma circunstancia) como un golpe del destino, como una fuerza maligna que quiere afectarnos, esto nos debilita, nos pesa y nos aparta de la consciencia, la fuerza y la harmonía.
La circunstancia en sí misma es idénticamente la misma, esto, querría que todos tuvierais esta experiencia, porque cuando la tenéis, os volvéis dueños de vosotros mismos. No solamente dueños de vosotros mismos, en lo que os concierne, sino dueños de las circunstancias de vuestra vida. Y esto depende exclusivamente de la actitud que tomáis, y no es una experiencia que pasa en la cabeza, empieza allí, sino que es una experiencia que puede pasar en el cuerpo. Al punto que…esto, es una realización que naturalmente pide mucho trabajo, concentración, maestría de si, de consciencia puesta en la materia, la conclusión puede ser que, según la manera en que el cuerpo recibe los choques externos, el efecto puede ser diferente. Y si llegáis a una perfección en este ámbito, entonces os volvéis amos de los accidentes. Espero que esto llegara. Es posible. No solamente es posible, es seguro. Solamente es un paso adelante. Es decir que este poder que tenéis, que ja es plenamente, formidablemente realizado en el mental, actúa sobre las circunstancias, al punto que ellas cambian totalmente su acción sobre vosotros, este poder puede descender en la Materia, en la sustancia misma, en las células del cuerpo, y dar este mismo poder al cuerpo respecto a las cosas que están alrededor de él.
Esto no es una fe, es una certeza proveniente de una experiencia.
La experiencia no es total, pero ella está aquí.
Esto os abre horizontes, es el camino, es un paso en el camino que lleva a la transformación.
Y la conclusión lógica, es que no hay nada imposible. Somos nosotros quienes ponemos limitaciones. Todo el tiempo decimos: “Esto es posible; esto es imposible; esto se puede hacer; esto no se puede hacer; ¡oh, si! Esto es verdad, es realizable, es el mismo hecho, pero esto es imposible”.
Somos nosotros que nos convertimos en esclavos, todo el tiempo, en la prisión de nuestros límites, un sentido común estúpido, limitado, ignorante, que no sabe nada de las leyes de la vida. Las leyes de la vida no son lo que vosotros pensáis, ni lo que la gente más inteligente piensa. Es otra cosa. Hacer un paso, sobretodo el primer paso en el camino, entonces uno empieza a darse cuenta.
La Mère (5 de mayo de 1954)
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