La Madre, Conversaciones
Pero para hablaros de una antigua tradición, más antigua que las dos líneas de la tradición conocidas desde el punto de vista espiritual y oculto, es decir la védica y la caldea; una tradición que parece haber estado presente en el origen de estas dos tradiciones conocidas y en la que se dice que cuando, como consecuencia de la acción de las fuerzas adversas –a las que la tradición hindú llama los asuras-, el mundo, en lugar de desarrollarse según su ley inherente de Luz y Consciencia, fue sumergido en la oscuridad, en la inconsciencia y en la ignorancia que conocemos, la Potencia Creadora imploró al Origen Supremo, pidiéndole una intervención especial que fuera capaz de salvar este universo corrompido; y en respuesta a esta plegaria, emanó del Origen Supremo una Entidad especial, hecha de Amor y de Consciencia, que se proyectó directamente a la materia más inconsciente con el fin de comenzar allí un despertar a la Consciencia y al Amor originales.
En los antiguos relatos, se describía a este Ser tendido en un profundo
sueño en el fondo de una caverna muy oscura, y mientras dormía emanaban de Él rayos de luz, como a través de un prisma, que se difundían poco a poco en la Inconsciencia y que se introducían en todos los elementos de esta Inconsciencia a fin de comenzar allí su despertar.
Si se entra conscientemente en este Inconsciente, aún se puede ver allí a este mismo Ser maravilloso, todavía en un sueño profundo, que continúa su obra de emanación, que difunde su Luz, y que continuará haciéndolo hasta que la Inconsciencia deje de ser Inconsciencia, hasta que la Oscuridad haya desaparecido del mundo –y toda la creación se despierte a la Consciencia Supramental.
Y es interesante observar que este Ser maravilloso se parece extrañamente a aquel que un día pude contemplar en una visión, el Ser que se encuentra en el otro extremo, en los confines de la forma y del Sin forma. Pero aquel estaba en una gloria dorada, carmesí, mientras que, en su sueño, el otro Ser era de una blancura diamantina que emanaba rayos opalinos.
De hecho, éste es el origen de todos los Avatares. Es, por así decirlo, el primer Avatar universal que, poco a poco, ha podido asumir cuerpos cada vez más conscientes, y que ha acabado por manifestarse en una cierta línea reconocida de Seres que descienden directamente del Supremo para perfeccionar la labor de preparación del universo a fin de que, por una progresión continua, pueda estar preparado para recibir y manifestar plenamente la Luz supramental.
En cada país, en cada tradición, se ha presentado este acontecimiento de una forma especial, con contornos diferentes, detalles diferentes, especializaciones particulares, pero, a decir verdad, el origen de todas estas historias es el mismo, y es lo que podríamos llamar una intervención directa, consciente del Supremo en la materia más oscura, sin pasar por todos los intermediarios, para despertar esta materia y abrirla a la acción de las Fuerzas Divinas.
Los intervalos que separan estas diferentes encarnaciones parecen volverse cada vez más cortos, como si, a medida que la materia estuviese más dispuesta, la acción pudiera precipitarse y tornarse cada vez más rápida en su movimiento, cada vez más consciente también, y cada vez más eficiente y decisiva.
Y esto irá multiplicándose e intensificándose hasta que todo el universo llegue a ser el Avatar total Supremo.
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