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La Transformación Total Exige Rechazo Total

La transformación total exige un rechazo total.
A un lado positivo de la sadhana, debe haber también uno negativo. 
Por un lado, la realización o experiencia, por otro, debe ir acompañada del rechazo de las cosas que se oponen a ella. La gente se pregunta por qué una experiencia hermosa se desvanece demasiado pronto o no se repite fácilmente, por qué una condición feliz no se prolonga mucho tiempo, sino que es seguida casi inevitablemente por una condición de abatimiento.
La razón es muy sencilla. La experiencia o realización no es total, es decir, pertenece sólo a una parte de la naturaleza y no es compartida por otras partes. El sadhak no es de una sola pieza: la totalidad de su naturaleza no está trabajada con el mismo tono y amplitud, no es igualmente receptiva en todas partes. Así, cuando el psíquico aporta una experiencia y la conciencia interior está llena de luz y energía y alegría y fe, incluso entonces, en el fondo o al lado, si estás atento y observas cuidadosamente, verás que la mente, la mente externa, tiene sus reservas o sigue moviéndose a su manera acostumbrada. Mira con recelo la experiencia, la crítica o duda; o trata de entenderla o explicarla en sus propios términos, de asirla dentro de su marco de comprensión. O bien, el vital se levanta y trata de apoderarse de la experiencia y utilizarla para sus propios fines; la disfruta como un alimento sabroso, hecho para servir a la ambición o la vanidad del vital, algún impulso egoísta ignorante inferior. O bien, lo físico, la conciencia del cuerpo, puede no participar en absoluto en la experiencia; puede permanecer indiferente, apático, letárgico, sin impulso ni entusiasmo para llevar a la práctica la experiencia de la conciencia interior. Cualquiera de estos arrastres o corrientes cruzadas es suficiente para mutilar y disminuir e incluso anular la experiencia: y por lo general los tres están finalmente allí para combinar y reforzar los efectos de cada uno para hacer el mal.
El remedio es volver atrás y aferrarse al punto de luz que hay en la conciencia, la claridad o la aspiración que pertenece al ser interior y superior. Eso tiene que ser utilizado como una antorcha, como un bastón para apoyarte y guiarte en tus períodos de oscuridad y vacilación. Ese rayo de luz ardiente debe ser lanzado, a su vez, sobre aquellas partes en ti que asedian con su oscuridad e inconsciencia, duda y arrogancia, la realización que viene, el progreso en el camino. Hay que hacerlo con firmeza, vigilancia y perseverancia. Hay que clasificar la mezcla, separar la escoria, mantenerla en un lado y el elemento puro en el otro: hay que poner las impurezas bajo la luz de la llama para que se fundan, se quemen y se eliminen. Y esto significa una ardiente sinceridad, pues es la yesca que mantiene el fuego encendido.
Y la sinceridad exige a menudo un trato severo con uno mismo; implica aceptar un inconveniente, infligir incluso una presión dolorosa. Hay que estar preparado para ese giro, hay que acogerlo incluso a veces. La parte que no está dispuesta o es refractaria tiene que sentir el tirón, si quiere ser limpiada y corregida.
De hecho, la experiencia de la alegría en el proceso mismo del sufrimiento es una experiencia común con el santo y el mártir. Conocemos innumerables casos en los que la feroz tortura de la carne fue ahogada, abrumada en el éxtasis de la aspiración interior; el entusiasmo vital extraído de la llama interior sofoca, recorre los nervios y los tejidos con tal energía e ímpetu que bloquea eficazmente la reacción invasora del dolor. Es una disciplina que tiene su valor incluso para el sadhak del camino iluminado por el sol.

La Madre

Traducción: Trini Blanch











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PALABRAS DE LA MADRE

Insinceridad, Pretensión y Autoengaño Sed perfectamente fieles y sinceros a vuestro verdadero Ser. Que ninguna mentira se deslice en vuestra consagración al Divino. (1 de enero de 1934) La falta de sinceridad conduce al camino del desastre. En vuestra sadhana, lo importante es la sinceridad a cada paso; si está ahí, los errores se pueden corregir y no importan tanto. Si hay la más mínima falta de sinceridad, la sadhana es inmediatamente disminuida. Esto es lo que debéis aprender a ver por vosotros mismos, si esta sinceridad es constante, o si en algún momento os desvías de ella; si la voluntad de adquirir esta facultad es seria y constante, vendrá la capacidad de ver. La sinceridad no consiste en complacer a los demás; es un asunto interno que sólo nos concierne a vosotros y a mí. (12 de mayo de 1939) Sed sinceros y estaré dispuesta a corregir vuestros errores mil veces si es necesario. A los que son sinceros, puedo ayudarlos y volverlos fácilmente hacia el Divino. Pero cuando la falta